domingo, 23 de abril de 2017

Tres para los treinta y tres



En tres días cumplo treinta y tres, es sábado y estoy escuchando Thriller mientras voy en el metro a hacer un extra de trabajo que me demora veinte minutos efectivos. La gente me mira porque estoy sentada bailando muy disimuladamente ésta canción que me está haciendo olvidar la fobia que tengo al transporte público rebosante de gente. 

Aquí estoy, con un hombro más inquieto que el otro y una carpeta de Michael Jackson que es lo mejor que me ha quedado de una etapa de ausencia de amor propio. Entonces, en tres días es mi cumpleaños y lo más probable es que pase algo relevante ¡Son treinta y tres!. Para suerte mía, cae martes y mis días favoritos para hacer lo que quiera son los lunes. Es como que los astros se alinean y obviamente no serán las únicas alineaciones. Bueno, espero que no.

Y acá estoy, sentada en el metro con mi nuevo mejor amigo espectral -ex mejor amigo de la vida- escuchando Billy Jean. Hay tres chicos mirándome, dos de ellos me sonríen como si les fuera a devolver la sonrisa. ¡Huevones!. Están muy lejos del momento surrealista que estoy viviendo acá sentada. Hay una gordita con quien he cruzado mirada y que también va en su pegada musical, moviendo la cabeza, a ella sí le he sonreído.

He llegado, tengo que trabajar.

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Me acabo de despertar, son las diez, me acabo de acordar que me tocaron el timbre a las seis de la mañana para contarme que la fiesta estuvo bien y yo sigo pensando que ¿Por qué a las seis?. La ventana ya dejó de ser la principal vía de comunicación entre mi vecino y yo, ahora él prefiere tocar el timbre y decirme unas cuantas cosas, las que se le ocurran.

Ah sí, es el primer vecino a quien le hablo, normalmente no he pasado del ¡Hola!, pero este vecino está igual  que yo y se aburre solo, entonces me habla cada vez que me ve y si no me ve, toca el timbre.

Y por cierto, ahora vivo en Madrid. Y he perdido la idea de todo esto. Hace mucho no escribía, me va a costar disciplinarme pero creo que me viene bien en este momento en el que me he vuelto a apartar de todo.
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