jueves, 23 de abril de 2020

Vake & Oley

Ojalá pudiera olvidarme de esa ventana que me trasladó del centro de Madrid hacia la playa, de la música que amanecía cada día en mi celular, de tu cara, de los paseos a tu parque privado, de tu voz, de tu tranquilidad, de tus miedos similares a los míos, de tu cara molesta cuando me reía de la situación, del último abrazo que nos dimos, del ascensor de tu casa, de sentarnos a mirar el Palacio Real y alucinar personajes nocturnos, de dar vueltas en el grass, del cuadro que nunca me regalaste, de lo buen amigo que fuiste en esa etapa, de tu pelo corto, de tus medias hipster en verano, de tu seriedad, de tus pupilas dilatadas, de Vake & Oley, de estos íconos 👐🏼⚜️🌊, de las cincuenta chelas que me he bebido mientras vos bebías agua, de la caja de leche de almendras, de la famosa siestita de quince minutos, de ti.

Vuelvo a empezar...

Ojalá nunca me olvide de nada, siempre habrá espacio en mi mente para ese tiempo maravilloso que empezaba a diario con un "¿has descansado bien?", que se mantenía a lo largo del día con temazos, fotos de comidas y muchas muchas, pero muchas ganas de abrazarse.
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